Urko Olazabal, ganador de un Goya
Han pasado ya varias semanas desde que consiguieras llevarte el Premio Goya como Mejor Actor de Reparto. Visto con la perspectiva que da el tiempo, ¿cómo valoras todo lo que estás viviendo?
No me esperaba tanto reconocimiento a mi trabajo. Ganar un Goya es lo más deseado para cualquiera que se dedique al cine en este país. Todavía sigo un poco en shock y cuando miro el premio sigo alucinando. Hay profesionales como la copa de un pino que aún no han conseguido un Goya y yo, que he hechos dos películas, ya tengo uno. Es un momento de enorme felicidad por conseguir alto tan grande pero, a la vez, también estoy abrumado por tanto reconocimiento. Lo voy disfrutando en pequeñas dosis, cada vez que miro al ‘cabezón’.
Este premio te ha llevado a ser un rostro aún más conocido entre los vecinos de Muskiz, ¿has notado ese reconocimiento y cariño por parte de la gente
Según llegamos mi mujer y yo de Valencia a Muskiz, en el primer momento, los vecinos ya nos paraban. No pudimos ni ir a casa a dejar las maletas y la gente ya nos invitaba a tomar algo en los bares y estuvimos enseñando el Goya. Sí me reconocen mucho. Suelo dar paseos por Muskiz y la gente me saluda, es una sensación muy bonita, porque ves que la gente se alegra, me paran para dar la enhorabuena y noto que los vecinos lo sienten como suyo. En el pase de la película que hicimos en el Mea-tzari, la gente se acercaba a coger el Goya y lo sentían. Compartirlo así es muy bonito. Ahora la vida me lleva a trabajar a Madrid, pero vuelvo a Muskiz continuamente y así quiero que siga siendo.
¿Cómo fue la experiencia de vivir los Premios Goya desde dentro?
Había estado en otras galas de premios y más o menos sabíamos lo que nos podíamos encontrar, pero el despliegue de los Goya era increíble, con todos los medios de comunicación presentes. Y encontrarte a las estrellas allí fue muy divertido. Además, muchos me conocían, me felicitaban por el trabajo y me decían que iba a ganar, que habían votado por mí, aunque claro, eso acrecentaba mi presión. Pero ya cuando dijeron mi nombre como ganador pude disfrutar de algo que es único.
¿Hay alguna anécdota que destacarías de toda esta vorágine?
Las anécdotas me han pasado más en relación a la propia película, que no deja a nadie sin opinión y ahonda en las sensibilidades que hemos vivido en este país. Por ejemplo, en un día de derbi, me acuerdo que pasaron dos chicos con la bufanda del Athletic y uno dijo “mira, el arrepentido de ETA”, como diciendo que no le gustaba que hubiera interpretado ese papel. Y sin embargo, su amigo quiso sacarse una foto conmigo. Es curioso ver cómo dos personas con sensibilidades distintas en ese tema, estaban unidos por el sentimiento al Athletic. El fútbol les unía, pero la política les separaba.
¿Qué te han aportado tanto el propio personaje como la película a nivel personal?
Antes de empezar la película, yo no tenía un discurso político claro y tenía normalizado lo que era la violencia que habíamos vivido. Para mí era un tema tabú. Pensaba que si tienes mil puntos de acuerdo con alguien y discrepas en uno, ¿para qué vas a hablar de él? Y esta película me ha enseñado a tener mi propio discurso, creer en él y defenderlo. Defiendo la tesis de la película de las segundas oportunidades y de que el odio se puede convertir en un momento dado en amor. Tenemos que seguir adelante en esta sociedad.
Este reconocimiento puede ser un antes y un después para ti en el mundo del cine, ¿qué metas te marcas a partir de ahora en tu carrera?
Los actores y actrices siempre tenemos alguien con quien queremos trabajar, bien con otros actores y actrices o bien con directores y directoras. Pero en este caso estoy más por tener retos artísticos, personajes que me puedan llevar a sitios donde no hubiera pensado, que estén alejados de mí, para seguir aprendiendo como persona. Cada personaje te enseña unas cosas y me gusta encontrar mi diferencia con él. Aún no puedo hablar de los proyectos que tengo delante pero son completamente diferentes a lo que he hecho hasta ahora. Dicen que lo difícil es seguir trabajando después de ganar un Goya, pero a mí me ha venido con bastante trabajo y me voy a concentrar en ello, construyendo proyecto a proyecto. Tengo ocupada toda la agenda del año.
Mientras tanto, seguirás adelante con tu escuela de actores Bizie, ¿qué te aporta personalmente esta dedicación?
Para mí la enseñanza ha sido un descubrimiento. Intento inculcar al alumno que mejore en aquello en lo que yo fallé de joven y le aporto también criterios propios. Además, como les enseño a trabajar delante de la cámara, a mí viene también muy bien como entrenamiento. Sí es verdad que ahora tengo la agenda más apretada y me va a costar más dar clases, pero hay una serie de profesionales que se ocupan de ello, y mi mujer, que es la directora, gestiona todo perfectamente, así que estoy aliviado y sé que irá a buen puerto. Pero yo seguiré apareciendo a cuentagotas para dar consejos también, ahora más desde un punto de vista de ‘masterclass’.